A
la memoria de una esposa amada
que
mi consuelo en la desgracia era
consagra
el alma musa lastimera
y
llanto amargo sobre tumba helada
LA
ILUSION
Si en
el triste lecho,
en la
noche umbría
recuerdo
el afecto
de la
esposa mía.
El
alma se exalta
por la
que quería,
y en
dulce ilusión
luego
se extasía.
La veo
entre mis brazos
llena
de alegría
y su
amante pecho
palpitar
sentía.
De su
bella boca
que es
de amor delicia,
el
aliento bebo
con
loca avaricia.
Y miro
sus ojos
brillantes
y hermosos,
que
abrazan mi alma
con
fuego amoroso.
Y con
su albo seno
tierno
y cariñoso,
el
placer supremo
recojo
gozoso.
¡Lo
bien de mi vida,
mi
amor, mi consuelo,
en tus
brazos hallo
mi
dicha y mi cielo!
El
delirio amante
y
pasión ardiente
que el
alma ardorosa
al
mirarte siente.
Consume
mi ser,
y no
hay un momento
en que
te separe
de mi
pensamiento.
Ilusión
amada,
ilusión
querida,
si tú
me abandonas,
perderé
la vida.
Pues
la realidad
cruel
y homicida
en vez
de curarme
desgarra
mi herida
2ª
Llena la noche, y queda el alma mía de gratas ilusiones rodeada,
pues que viene a llenarla de ambrosia, la dulce imagen de mi esposa amada.
¡Sombra querida de la que fue un día mi amor y mi delicia y
mi adorada! No me abandones, ten de mi clemencia, y consuela tan misera
existencia.
Viene luego la luz del claro día amigas ilusiones
disipando, y la amarga razón, cruel y fría, la funesta verdad me va mostrando.
Con esto mi tormento y mi agonía, vuelve de nuevo el alma
macerando, y traen a mi memoria aquella losa, que cierra el nicho de mi cara
esposa
No hay comentarios:
Publicar un comentario