domingo, 9 de enero de 2022

I POEMAS DE AMOR (LAMENTO)

No me gustaría perder aquello que el bisabuelo de mi padre, escribió a su mujer cuando falleció ella con tan solo 28 años, seguramente a consecuencia del parto del último de sus tres hijos a tan solo 7 días de su nacimiento.

Entre los documentos que tengo una copia de dicho escrito y grapado a el existe una nota escrita que pone;

Estos poemas de nuestro bisabuelo Francisco Barón, que los dedico en 1841 a la muerte de nuestra bisabuela Francisca, empezados a escribir en el primer aniversario de su fallecimiento, el 13 de abril de 1840.

Es un cuaderno en cuya portada (segunda de cubierta) hizo el tan borroso dibujo alegórico: “la muerte esgrime una guadaña que corta la vida del árbol frondoso (doña Panchita que murió joven). Aparecen tres arbolitos a su lado; el mas pequeño es nuestro abuelo Miguel, ya que personalizan a sus hijos,”

Parece ser, según me contó mi padre que nuestro abuelo Miguel quedó huérfano en su nacimiento, ya que como consecuencia murió doña Panchita. Le prohijaron unas tías y estudio una carrera de entonces: ingeniero mecánico químico, creo.

Bueno esto es algo de historia





Francisco Barón y Padilla 
a su amada esposa 
Francisca Mora y Angulo






A la memoria de una esposa amada
que mi consuelo en la desgracia era
consagra el alma musa lastimera
y llanto amargo sobre tumba helada


Defectos en mi poesía
de rima y de consonancia
hallarás con abundancia,
pero ni una ficción fría;
 
Por que en ella el alma mía
manifiesta el sentimiento
que dentro del pecho siento
por la que tanto quería
 
Y que la muerte con guadaña fiera,
me arrebató de vida en primavera

LAMENTO

-

La que tierna y cariñosa

mas que a su vida me amaba,

la que solicita esposa

mis desgracias endulzaba...

¡Ya murió!

 

La que en mis enfermedades

me asistía con esmero,

y sus buenas cualidades

hacían mi mal llevadero.

¡falleció!

 

La que fue mi compañera

y de mis hijos la madre,

la que conmigo se uniera

cuidando a su anciano Padre

¡Ya murió!

 

La que mi alma quería

y hacia mi felicidad,

la que conmigo partía

desgracia y prosperidad.

¡falleció!

 

La madre que con ternura

de mis hijos cuidaría,

y con cariño y dulzura

educación les daría

¡Ya murió!

 

La que amable y pudorosa

era el ángel de su esposo

y entrego condorosa

su corazón bondadoso.

¡falleció!

 

La que a mis tiernos hijuelos

cuando huérfanos se vieron,

consagraría sus desvelos

para que hombre de bien fueran

¡Ya murió!

 

La que al lado de mi lecho

y en el último momento,

recogería en su pecho

hasta mi postrer aliento

¡falleció!

 

La que cuando yo faltara

a mis hijos hablaría,

del padre que los amara

y que tanto ella quería

¡Ya murió!

 

La que me hizo feliz

con su grata compañía,

y la que yo tanto quise

por qué se lo merecía...

¡falleció!

 

La que fue amiga excelente

e hija respetuosa,

madre tierna y diligente

y amorosísima esposa

¡Ya murió!

 

La que mi consuelo era

la que siempre llorare

la que amándome muriera

y la que no olvidare

¡falleció!


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