A
la memoria de una esposa amada
que
mi consuelo en la desgracia era
consagra
el alma musa lastimera
y llanto amargo sobre tumba helada
13 DE
ABRL DE 1841
Funesto día
en que perdiera
lo que mi alma
tanto quisiera.
La dulce esposa
a quien amara
entre mis brazos
hoy espirara.
Y mis tres hijos
tiernos pimpollos,
pasaran huérfanos
por los escollos
de vida triste
sin el consuelo
de amante madre,
que con desvelo
cuide su infancia
tierna amorosa
y los dirija
por senda honrosa
hasta que hombres
fuertes se vieran,
y gobernarse
ellos pudieran.
El padre anciano
que respetaba,
llora la hija
que tanto amaba,
y sus cuidados
y sus desvelos,
le prodigaba
con grato anhelo,
cual hija tierna
que lo quería,
y su cariño
con el partía
y en un instante
con zaña sierra,
destino injusto
morir la hiciera,
siendo del padre
golpe tan fuerte
tormento eterno
hasta la muerte.
Amigas caras
que ella tenia
y en cuyo afecto
se complacía,
sus tiernas almas
suspiraran
y llanto amargo
derramaran
a la memoria
de la que amaron
y como hermana
siempre miraron,
por el cariño
que las unió.
hasta la tumba
lo conservó.
yo triste viudo
desconsolado
que el hado adverso
me la ha robado,
encuentro ahora
solo mi lecho,
y acerba pena
aflige el pecho
que en otro tiempo
en gusto (¿inchera?)
con tierno alago
mi compañera,
en cuyo seno
me reclinaba
por que amorosa
siempre la hallaba.
Hora infelice
no hay momento,
en que no sufra
cruel tormento,
por que he perdido
mi cara esposa
y sin ella paso
vida angustiosa,
pues la que tanto
el alma amaba
y en la desgracia
me consolaba,
dejo este miserable y triste suelo,
para gozar en el celeste cielo.
Dibujo realizado por Francisco Baron |
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