JOSE DE ECHEGARAY FERNANDEZ
Quién nos iba a decir que entre nuestros orígenes había un gran Marino, Jose Echegaray, nuestro antepasado de 7ª generación por parte maternal y más concretamente por parte de “la Abu” (nuestra abuela), fue un gran Marino, de nuevo olvidado en la Historia de España, pero mantenida por los militares.
Solo me limitaré a dar “algunos datos” obtenidos en lo mejor que he leído sobre este familiar y que está escrito y publicado en la Revista de Historia Naval nº 109del año 2010, por el General de División Dr. en Historia D. Juan Miguel Teijeiro de la Rosa y merece ser leído al completo.
El General dice en su articulo;“Nuestra Marina, junto a los héroes y científicos, estrategas y exploradores
cuya luz sigue resplandeciendo en las páginas de su historia, debe también
gran parte de lo que fue y es a muchos hombres menos conocidos que le
consagraron su entrega, sus sacrificios diarios, su entusiasmo y su voluntad a
lo largo de toda una vida. Uno de estos hombres fue Don José Luis de
Echegaray y Fernández”.
Pero solo contare aquello que pueda atraer el interés emocional sobre una carta ,para que luego el que quiera saber la impresionante historia de Jose Echegaray lea directamente el artículo de la revista de Historia Naval.
Jose nació el
24 de agosto alrededor de 1764 en el Ferrol (La Coruña), con tan sólo nueve
años, José, comenzó a trabajar como operario aprendiz de carpintero de ribera
con la Armada. Y de los 78 años que llegó a vivir dedicó al servicio activo 69
años. En 1786 se casó en San Fernando (Cádiz) con
M.ª Dolores de la Peña López natural de Carmona (Sevilla) con la que tuvieron
8 hijos: Dionisio, María Manuela, Manuela, Juan
José, Cándida, Isabel, Josefa, María Lorenza.
A lo largo de
su vida desarrollo distintos trabajos como; Aprendiz de carpintero. Primer delineador de
construcción. Fue requerido en Málaga con varios ingenieros de Marina a fin de
levantar los planos y hacer las nivelaciones del río Guadalmedina, desde su
nacimiento hasta el mar. Auxiliar en la delineación de varios planos de buques
en Madrid. Al acercarse los franceses, Echegaray, junto con su hijo Dionisio,
que por entonces estaba en Madrid, marcharon a tomar parte en la defensa de la
ciudad desde la Puerta de Toledo, cercana a su domicilio. Ayudante de construcción.
Maestro de Guardias Marinas del departamento de Cádiz en el ramo de
Construcción. Ingeniero ordinario graduado. Fue uno de los pocos ingenieros que
formo parte del cuerpo sin haber pasado por la correspondiente Academia.
Destinado al virreinato del río de la Plata en la América hispana. Con la caída
de Montevideo fue hecho prisionero y “casi olvidado”. Regreso a España después de conseguir escaparse y continuo con sus trabajos hasta alcanzar el empleo de Capitán de navío y
director principal de Construcción.
Pero en este
blog quiero hacer hincapié en una carta que tardó 5 años en llegar a
su destino escrita por Jose Echegaray a su mujer también nuestra 7ª ascendiente. El
texto es exactamente parte de lo escrito y publicado en la revista Naval.
LA DESEADA E INESPERADA CARTA
Empezaba así un capítulo infausto para muchos de los que, con la mira puesta en su patria, habían ofendido la bandera de ésta en aquellas lejanas tierras hasta el último instante. Una mínima parte de los miembros del Ejército y de la Armada, los de más alta graduación, prisioneros en un primer momento, fueron luego devueltos a España. Pero ¿y el resto de los que componían nuestras fuerzas en aquel virreinato? sobre ellos cayó el olvido, como sobre tantos otros prisioneros de las guerras independentistas de América. España —sus gobernantes — les volvieron la espalda como a objetos inservibles. Entre estos últimos estaba el teniente de navío ingeniero José de Echegaray. A partir de aquí una espesa niebla se extiende sobre éste y sus compañeros de infortunio, que sólo en parte hemos podido disipar en base a una carta escrita por aquél, que felizmente se conserva, y a la información gubernativa que, muchos años después, se le instruyó en averiguación de sus circunstancias durante el tiempo que estuvo prisionero (1).
La carta la recibió la esposa de Echegaray cinco años después de la caída de Montevideo, durante los cuales ni ella ni el departamento habían sabido nada de su marido. Está datada en «santa Elena (alias) las Bruscas, el 30 de noviembre de 1818», y había sido confiada a un compañero de prisión, el capitán Joaquín Barrera, que había conseguido su liberación gracias a la mediación del propio general san Martín, a quien conocía.
En ella expresa la situación de desesperanza respecto del abandono en que los tiene su país: «Yo como no tengo conocimiento alguno con personas que me puedan proporcionar semejantes ventajas, ya tengo consentido morir en el estado que me hallo; pero estoy conforme a todo cuanto me pueda suceder, pues veo que nuestra redención está cada vez más remota si dios no hace un milagro».
Tampoco recibía carta alguna de su esposa y de sus hijas, que desconocían su paradero a
pesar de las muchas cartas que José dice haberles escrito, y que sin duda no
llegaron a su destino. En su desesperación, continuaba: «En fin, yo creo que
es en vano escribir más cartas, estoy por creer que ni mi mujer ni mis hijas existen; mi hijo Dionisio tampoco debe existir». Cuenta la situación en que se
encuentran los prisioneros: «… al que se fuga de aquí, si se le aprende, se le
pone una cadena, y está aquí en presidio, y cuando no es aprendido el oficial
que se fuga se sortean todos y al que le toca la suerte va a presidio a la Capital, en donde ya hay seis oficiales». Terminaba dando entrañables noticias de
su hijo Juan José, siempre a su lado desde que ambos dejaron la Península:
«Juan José ha estado a verme hace cinco días, y como no lo quiero tener
aquí a que pase tantos trabajos como yo, vive en la Guardia de los ranchos a
28 leguas de aquí. El día 7 de éste hubo un incendio en dicha Guardia, se
quemaron siete casas una de ellas la donde vivía Juan José, en cuya
quema perdió toda su ropita y a mí me dieron el susto de que él había perecido; mira que noticia para un Padre afligido».
El teniente coronel José Piris, sargento mayor del regimiento de Infantería
fijo de Buenos Aires, al deponer como testigo en la información que en 1821
ordenó el comandante general del departamento de Cádiz, relató así los acontecimientos tras la capitulación de Vigodet:
«… de cuyo resultado, no habiendo cumplido los tratados el General Insurgente, fue conducido como prisionero entre todos los que nos hallábamos de
Guarnición a Buenos Aires el Teniente de Navío don. José Echegaray, y
de este destino fue remitido el expresado a las Guardias de la Frontera, y a los
dos meses de estar en ellas nos remitieron en calidad de Presos a la Provincia de Córdova,
donde fuimos repartidos en aquella jurisdicción hasta el año de mil ochocientos diez y siete que hicieron bajar al expresado Echegaray como
a todos los demás a un depósito que hicieron de prisioneros a cincuenta y dos
leguas al sur de Buenos Aires, donde pasó el nominado Echegaray los mayores trabajos hasta el año de mil ochocientos veinte que se
fugó a la Plaza de Montevideo burlando la vigilancia de la Guarnición que
nos custodiaba, habiendo manifestado en todo este tiempo la mayor resignación y sufrimiento
por conservar los sentimientos de un verdadero oficial siempre adicto
al Partido de las tropas de S.M.». En parecidos términos se expresaron
otros testigos. Así fue como tuvo lugar la fuga de Echegaray el 25 de
abril de 1820 y su paso a la cercana Montevideo, ocupada desde 1817
por fuerzas portuguesas que trataban de anexionar a Portugal la antigua Banda oriental. Nada se sabe de sus trabajos y
riesgos en los meses subsiguientes, hasta que el 8 de marzo de 1821 logró
presentarse en el departamento de Cádiz.
LA HISTORIA DE ESPAÑA Y JOSE ECHEGARAY
GUARDADA EN UNA CARTA 5 AÑOS
(1) Ambos documentos en vIso, Expedientes personales,
leg. 351 citado.
https://armada.defensa.gob.es/archivo/mardigitalrevistas/rhn/2010/2010109.pdf
Imagenes de Familysearch.
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