domingo, 25 de abril de 2021

LOS ABUELOS QUE SIEMPRE TUVIMOS

 

Ahora que soy abuelo me gustaría hablar sobre ellos y más concretamente por aquellos cuatro que tuvimos. Siempre estuvieron presentes en nuestras vidas, siempre en el mejor sitio de casa, allí estaban, aun no estando presentes en vida la mayoría. En casa, siempre hemos vivido con los retratos de los cuatro, Concha, Margarita, Luis y Pepe. Allí estaban retratados y le mirábamos todos los días y además en alguna ocasión le habíamos pedido alguna cosa como si de unos Santos se trataran.

Una de tantas Navidades al fondo se puede ver 
a los abuelos Pepe y Luis





Concha como siempre la hemos conocido sin estar con nosotros, fue esa niña retratada por su tío Ernesto, esa joven que se dedicó a guardar las postales y fotos de sus amigas y familiares, esa mujer que se casó con Luis y que tuvieron un solo hijo. Esa que posa en esa foto con tan solo 43 años, muy joven para irse, pero el justo para dejarle a mi padre algunos recuerdos.






        Margarita la única que conocimos todos mis hermanos y muchísimos de sus nietos, “la Abu” como la hemos llamado todos, esa niña que se movió por distintas ciudades de España hasta llegar a Lérida donde conoció a su marido Pepe, que, en tan solo 4 años juntos, tuvieron tres hijos. Esa mujer que la recordamos con ese pelo blanco y ondulado y que muchas veces cogía del extremo de la cuerda para saltar todos a la comba y que todos hemos pasados por sus brazos, persona muy reservada.



Luis uno de los andaluces que se crio en una gran familia numerosa y que consiguió ser Inspector de Aduanas como su padre, ese hombre que vivió la guerra de Marruecos y después la guerra civil, ese hombre que se cogió una habitación de alquiler en un estanco de León cuando fue destinado a León y que se enamoró de Concha la hija de la dueña del mismo. Ese hombre que perdió a su mujer con tan solo nueve años de matrimonio. Ese hombre que tuvo la suerte de poder abrazar y acunar a nuestra hermana mayor y que además se llamaba también Concha.


Pepe al cual le debo mi nombre, también andaluz y de otra familia numerosa y de prestigiosos militares, ese niño que ingreso en el colegio de huérfanos de Toledo y que consiguió escaparse hasta llegar a Villanueva de Tapia sin saber cómo, ese hombre que posaba delante de un acordeón o con una larga pipa de fumar, ese Sargento de Infantería que conoció a “la Abu” en Lérida y que no pudo disfrutar tampoco de la infancia de sus hijos por culpa de una guerra.




Abuelo Luis
Abuela Concha
Abuelo Pepe
"la Abu" con su madre


Todos ellos no serian ellos, sin NUESTROS PADRES que fueron ellos lo encargados de contarnos “LAS HISTORIAS DE LOS ABUELOS”. Nosotros no tuvimos a tres de ellos, pero como he dicho nuestros padres hicieron de padres y abuelos a la vez.


La abuela Carmela y Alberto

SI ES POSIBLE NO ESTAR Y ESTAR A LA VEZ



"La abu" con mi primo Pepe y algunos de mis hermanos
Conchi, Alberto, Marga, Carmen y yo en brazos de ella.














 

miércoles, 21 de abril de 2021

TRES ANGELITOS

 

Como un día tan Feliz se convirtió en el día más triste de sus vidas.

Se acercaba las fechas de la Navidades del año 1895, y en la casa de mis bisabuelos Vicente Hidalgo Santos y María del Carmen Lara Granados reinaba la tristeza por encontrarse enfermos, 3 de sus 6 primeros hijos; Ana de tres años, Vicente de dos y Remedios de apenas 10 meses, todos ellos enfermos de la Viruela una de las peores epidemias del mundo y conocida como “el ángel de la muerte”.

Aunque fue la primera vacuna descubierta para proteger a las personas de una enfermedad en el año 1796 cien años después y por no existir los medios ni la logística de la disponemos hoy día, fallecían los tres hermanos de mi abuelo el día 31 de diciembre de ese mismo año, seguramente arropados los tres en la misma cama y sin poder hacer nada más.



Años más tardes nacieron Vicente, Remedios, Juan y Jose. Vicente que ya era el nombre de su abuelo, padre y hermano fallecido y Remedios que era el nombre de su abuela y hermana fallecida.


"EL ANGEL DE LA MUERTE" 
SE LLEVÓ TRES ANGELITOS 
COGIDOS DE LA MANO